Las ciudades más y menos honestas del mundo
La famosa revista "Reader’s
Digest" hizo un experimento al dejar extraviadas 192 billeteras
alrededor del mundo, en 16 ciudades de los 5 continentes. Cada billetera
contenía el equivalente a 50 dolares, más un número de teléfono y una tarjeta
de contacto.
Los reporteros de la revista abandonaron 12 carteras en cada ciudad, en
parques,
banquetas y cerca de centros comerciales en ciudades de todo el mundo,
desde
Nueva York hasta Mumbai, para ver cómo respondía la gente.
¿El resultado más importante?, el 47% de las personas
devolvieron las carteras.
Helsinki (Finlandia) primer lugar en honestidad, con 11 de
12 carteras devueltas .
En Mumbai, India, se regresaron nueve de 12 carteras.
Budapest, Hungría. Ocho de 12 carteras fueron entregadas
New York, USA, ocho de doce billeteras fueron devueltas.
En Moscú, Rusia, siete de doce carteras fueron regresadas.
Amsterdam en Países Bajos,
regresaron siete de 12 carteras.
Berlín, Alemania, seis de las doce carteras abandonadas fueron
regresadas.
Londres, Inglaterra, cinco de doce carteras fueron
entregadas.
En
Varsovia, Polonia, se regresaron cinco de las doce carteras.
Bucarest, Rumania, fueron entregadas solo cuatro de doce carteras
abandonadas.
En Río de Janeiro, Brasil, también se regresaron
cuatro de las doce carteras.
Zurich, Suiza, cuatro de
12 carteras devueltas.
Praga, República Checa,
solo tres de las carteras fueron devueltas.
Madrid, España, solo dos de las doce carteras
abandonadas fueron devueltas.
Lisboa, Portugal, fue la ciudad que devolvió menos carteras con una de
12.
Esa cartera fue
devuelta por una pareja de holandeses que estaba de visita
"Si encuentras
dinero, no puedes asumir que pertenece a un hombre rico", dijo Ursula
Smist, quien devolvió una de las cinco carteras recuperadas en Londres.
"Podría ser el
último dinero que le queda a una madre para alimentar a su familia", agregó Smist,
quien proviene de Polonia. Las otras siete carteras dejadas en Londres siguen
perdidas.
Un conductor del tranvía de Zurich, cuyo jefe dirige la oficina de objetos perdidos de la ciudad, se quedó con una de las 102 carteras que sucumbieron a la vieja máxima de"quien se lo encuentra se lo queda".
Un conductor del tranvía de Zurich, cuyo jefe dirige la oficina de objetos perdidos de la ciudad, se quedó con una de las 102 carteras que sucumbieron a la vieja máxima de"quien se lo encuentra se lo queda".
En Varsovia se
devolvieron cinco de doce carteras y las siete restantes quedaron en manos de
mujeres. La revista concluyó que cuando se trata de determinar la honestidad,
no se puede predecir el género ni la edad.
"Para el equipo de Reader's Digest, el descubrimiento más sorprendente es que la honestidad no es relativa", dijo Raimo Moysa, editor en jefe de Reader's Digest International Magazines.
"Para el equipo de Reader's Digest, el descubrimiento más sorprendente es que la honestidad no es relativa", dijo Raimo Moysa, editor en jefe de Reader's Digest International Magazines.
"Para todas
las personas que devolvieron las carteras, era la única forma de actuar en una
situación como esa".
Cuando le preguntaron por qué había devuelto la cartera, una mujer de 30 años de Praga dijo: 'Es algo que haces naturalmente'.
Cuando le preguntaron por qué había devuelto la cartera, una mujer de 30 años de Praga dijo: 'Es algo que haces naturalmente'.
Una mujer de 73
años de Río de Janeiro expresó el mismo sentir al decir simplemente: ''Porque
no es mía", escribió Moysa en un correo electrónico.
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La
honestidad, del término latino honestĭtas, es la cualidad de honesto. Por lo tanto,
la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado, pudoroso, razonable, justo, probo, recto u honrado.
En otras palabras, la honestidad
constituye una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con sinceridad y coherencia, respetando los valores
de la justicia y la verdad.
La honestidad no
puede basarse en los propios deseos de las personas.
Actuar en forma honesta requiere de un apego a la verdad que va más allá de las
intenciones. Un hombre no puede actuar de acuerdo a sus propios intereses, por
ejemplo obviando información, y ser considerado honesto.
En concreto podemos determinar que la honestidad es un valor
humano que significa que una persona que la tenga no sólo se respeta a sí misma
sino también al resto de sus semejantes. Sin olvidar tampoco otras
características fundamentales como serían la franqueza y, por supuesto, la
verdad.
Todo ello da lugar a que se establezca que poseer dicha
honestidad es algo imprescindible en la naturaleza del ser humano pues se
convierte en pieza clave en todo tipo de relaciones. Así, es eje en la amistad,
en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier
tipo de relación social.
Para que cualquiera de aquellas funcione debe existir en
honestidad y no falsedad, injusticia o fingimiento. Y es que aquel valor que
nos ocupa lo que hace es aportar a las mismas cariño, confianza, amor y
sinceridad absoluta.
El filósofo chino Confucio (551 A.C.-479 A.C.) ha distinguido entre tres niveles de honestidad. En
un nivel más superficial (denominado Li), incluye a las acciones
que una persona realiza con el objetivo de cumplir sus propios deseos, tanto en
el corto como en el largo plazo, pero demostrando sinceridad.
Un nivel más
profundo es el Yi, donde el actuante no busca
su propio interés sino el principio moral de la justicia, basándose en la
reciprocidad.
Por último, el
nivel más profundo de la honestidad es el Ren, que requiere de
autocomprensión previa para comprender a los demás. Este nivel implica que un
hombre debe tratar a quienes se encuentran en un nivel inferior de la escala
social de la misma forma que le gustaría que los superiores lo traten a él.
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