UNA MIRADA FUGAZ
Por: “Don Bernacho”
30 de Mayo de 2014
Con motivo de nuestro viaje a
Pacllon, en Mayo último, acordamos con
mis hermanos Beto y Pecha, realizar una visita a Jahuacocha, lugar paradisiaco ubicada
en el lado occidental de la Cordillera Huayhush. La estancia guarda muchos
recuerdos imperecederos desde la época de nuestras infancias, cuando
anduvimos de muchachos tras los
animales, especialmente las vacas preñadas y los becerros recién nacidos, por
especial encargo de Don Virginio y Doña Salumina, nuestros entrañables padres, aprovechando las vacaciones de cada fin de
año escolar.
El autor de nota, en Pukasaka, camino de Pacllón a Jahuacocha |
Emprendimos la travesía un martes
13 de mayo, fecha cabalística para
algunos, con el firme propósito de reencontrarnos con la querencia de
nuestras infancias. La comitiva familiar estaba integrada por mis hermanos
antes mencionados, sus cónyuges Celia Pérez
y Rodil Padilla Esteban, respectivamente, Celía Bernabé Ibarra, nuestra sobrina, dos acémilas
debidamente enjaezadas, un asno de carga con su pollino, “Jango”, un fiel amigo
del hombre, encargado de nuestra protección. Ah, también, la porción de reses que tuvimos que arrear para recordar los
tiempos idos, tornándose nuestro viaje extraordinario y divertido.
Jirishanca y rondoy, vista desde Inkawayin |
Además, el viaje fue maravilloso,
volver transitar el mismo camino después de muchas décadas y ser parte de la
propia naturaleza. Con excepción de mi hermano y su esposa que vuelen cada año como parte del equipo de la APPU-HUAYHUASH. Nuevamente volver a transitar
el sinuoso camino de herradura que nos conducirá al lugar más hermoso del país,
en este afán atravesamos abras, quebradas, riachuelos y puentes a lo largo
del río Achín; fueron
mudos testigos de esta aventura familiar los frondosos árboles de
alisos, quenuales y laureles que orlaban las veras de la única ruta. La variedad
de hermosas flores no sólo se colgaban
de sus arbustos hacía el camino, sino que florecían esparcidos en el
verdor del campo durante el trayecto, especialmente unas flores de color amarillo y púrpura de
múltiples pétalos que emergen desde las entrañas de la tierra, contrastando el
límpido cielo serrano. También las aves silvestres se aúnan a
nuestro itinerario con sus revoloteos rasantes y el trinar incesante de sus
cantos como quien atina a aliviar el
tedioso trajín emprendido.
Naciente del Rio Achin, en la desembocadura de la laguna Jahuacocha |
Más adelante, a las 5 pm,
aproximadamente, cuando los rayos solares coronaban las cumbres de la
Cordillera Huayhuash, desde las praderas de Rodeopampa, advertimos la imponente
imagen de los colosos Yerupajá, Jirishanca y otros nevados, eternos
paladines de Pacllón y finalmente arribamos a nuestro destino: Jahuacocha.
Entrada la noche una luna llena iluminaba la lúgubre y fría oscuridad de este lugar andino.
Al día siguiente muy de
temprano, “Beto” y Yo nos dirigimos a
BacilioJircan, lugar mítico y encantador, en donde, según la tradición popular,
tanto propios y extraños, desde tiempos inmemoriales, se le tributa un saludo
especial a la madre naturaleza PACHAMAMA invocando salud y prosperidad mediante el
ofrecimiento de la milenaria hoja de la coca, el cigarro mapacho y en algunas
ocasiones hasta aguardiente; especialmente
los crianderos del pueblo.
Vista desde la desembocadura de la laguna Jahuacocha, la catarata de Wacrish |
La colina de BacilioJircán es un
lugar estratégico en Jahuacocha, desde allí nos permite observar la
grandiosidad de los nevados de Yerupajá, Jirishanca, El Carnicero, entre otros, ubicadas por el occidente en la comunidad de Pacllón;
además las lagunas del mismo nombre y Solteracocha, cuyas aguas cristalinas y
color azul turquesa están adornadas en sus orillas de junco color verde y en cuyas superficies revolotean celosamente
los patos silvestres, flamencos, el aguash. Desde dicha colina, también se
puede observar las cascadas del río Huacrish, cuyas aguas serpenteantes
recorren la amplia dehesa glacial y cuyas faldas y laderas de los macizos
montañosos cercanos están cubiertos de
quenuales, el ichu y otros arbustos como el Taulish, cuyas flores azul y
amarillo resaltan en el verdor del paraje andino.
Becerros en el corral, Gelacia, Celia y Rodil pretenden acariciar |
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