Hija del sentenciado Fujimori y el Gradulon Garcia representante de los ricos: como dos gotas de agua…sucia
por Ricardo Ramos Tremolada; rtremolada@gmail.com
13-3-2016
Juegan en pared. Esquivan de todo y, con los árbitros a su favor, son los magos de la gambeta y los arquetipos del juego sucio. Son una dupla de oro, literalmente. Tienen los mismos gustos: el poder, el fraude y el dinero. Tienen las mismas virtudes: ninguna.
Por ahora, ya lograron su cometido inicial: ellos podrían ser –si nosotros no hacemos algo para impedirlo- nuestras dos únicas opciones presidenciales. Pues no nos dejemos engañar con el quinto puesto que tiene García en las encuestas. Si ya ha logrado bajarse a dos candidatos –con la ayuda de jueces alanistas, como minuciosamente lo ha demostrado Gustavo Gorriti en su última columna de Caretas-, estoy seguro que hará hasta lo inconcebible para sacarse del medio a tres candidatos más y así pasar a la segunda vuelta con Fujimori. Porque si no lo logra, su derrota será su partida de defunción política. Y si hay algo que le aterra a García es ser un cadáver político.
La movilización de repudio a Keiko Fujimori en el Cuzco es un ejemplo a seguir, al igual que la multitudinaria réplica en Lima. Y los Cuzcos deben seguir multiplicándose para impedir que la historia se repita, incluyendo a García en ese paquete. Porque tanto Fujimori como García tienen un perverso prontuario en común que nunca deberíamos olvidar. Aquí un breve resumen.
1)Ambos son autoritarios. Ninguno de ellos cree en las instituciones democráticas, salvo que éstas estén a su servicio. En sus respectivos gobiernos, ambos manipularon y compraron jueces sin ningún escrúpulo. En el caso de Keiko, su padre lo hizo ante su cómplice silencio y gobernó dictatorialmente desde la famosa salita del SIN. ¿Queremos otra inmoral salita montesinesca?
2)Ambos cometieron delitos de lesa humanidad y, aunque solo Fujimori padre esté en la cárcel, tanto su hija como García han hecho de la impunidad un principio. La tortura, el secuestro y el asesinato son cargos que llevarán en sus conciencias hasta sus últimos días. Ahí están La Cantuta, Barrios Altos o El Pentagonito, de un lado, y las masacres de Bagua, Lurigancho y El Frontón , por el otro (recomiendo la excelente investigación de Ideele, “La hora del juicio final”). Y ambos también tenían sus sicarios: el Grupo Colina y el Comando ‘Rodrigo Franco’. ¿Queremos volver a las torturas y a los asesinatos a sangre fría?
3)Ambos son corruptos. El enriquecimiento ilícito fue el leitmotiv de sus gobiernos. Ambos dispusieron a su antojo del erario nacional y utilizaron cuentas bancarias en el extranjero para ocultar lo robado. Y de eso siguen viviendo ambos. Ahí están los vladivideos, las compras de jueces y congresistas, las multimillonarias comisiones depositadas en cuentas en el extranjero, por el tren eléctrico, los petroaudios, el metro de Lima y, naturalmente, por los abominables narcoindultos. ¿Queremos que la corrupción siga siendo el principal oficio de nuestros gobernantes?
4)Ambos son racistas. ¿Ha dicho algo la señora Fujimori sobre la esterilización forzosa de más de 300,000 indígenas durante el gobierno de su padre, algo tan solo comparable a los aberrantes experimentos de Mengele, en la Alemania de Hitler? ¿Se ha rectificado García de la estupidez que dijo en Bagua sobre los indígenas: “esos no son ciudadanos de primera clase”? Es decir, el Perú profundo les merece a ambos el más absoluto desprecio. ¿Queremos volver a ser gobernados por gente con este complejo de superioridad que los lleva a denigrar de todos aquellos que no comulgan con sus ideas?
5)Ambos, por último, no solo tienen en común el modelo neoliberal que ha provocado ya tanta desigualdad e injusticia en el mundo sino que, al mismo tiempo, practican lo que Eduardo Bueno ha llamado bien ‘populismo mafioso’, esa maquinaria delictiva entre poder político y clientelas populares para manejar incentivos materiales durante los procesos electorales y, posteriormente, desde el Estado. Y lo peor es que corremos el riesgo de que esta práctica se institucionalice y se convierta en un mecanismo de gobernabilidad. ¿Queremos seguir viviendo en un país de pisco y butifarra?
En nuestras manos está detener el regreso al poder del crimen organizado, vía Fujimori o García. En nuestras manos está impedir que esto sea el inicio de un fraude electoral sistemático. Basta ya.
http://barrildediogenes.com/2011/alan-garcia-perez-%C2%BFpresidente-o-delincuente.html
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