domingo, 17 de junio de 2018

RÉQUIEM PARA VIRGINIO BERNABE GAMARRA

EN MEMORIA DE VIRGINIO BERNABE GAMARRA


“MI PADRE EJEMPLAR”

“Los objetivos deben cumplirse”“Gratas vivencias compartidas en el Cañón de Kora del rio Pativilca, marcaron mi carácter de intrépido y perspicaz”

Mi padre Virginio Bernabé Gamarra
Javier Virino
Florencio
Serafin
Eliffio

A PROPÓSITO DE CELEBRARSE EL “DÍA DEL PADRE”


Por: Florencio Bernabé Gonzales

Contenido
1. Invierno en la Cordillera Huayhuash
2. La estancia de Wipagh
3. Ruinas arqueológicas de Rara Punta
4. Camino Inca pasa por Rara Punta
5. Viaje a las profundidades del cañón Kora
6. Avistando guaridas de pumas y cóndores
7. Ingresando a la enmarañada Asiaghpuquio
8. Feliz retorno a  la cabaña
9. Opulencia familiar solo como producto de alta responsabilidad
10. Mis reflexiones finales

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RESUMEN

En esta ocasión deseo compartir con ustedes esta pequeña nota vivida personalmente durante mi infancia, cuando apenas tenía  12 años, al lado de mi señor padre Virginio Bernabé Gamarra (qpdqdg), producto de cuyas enseñanzas  soy ahora, el mismo que quiero trasladar a mis queridos hijos y generaciones venideras, “los objetivos deben cumplirse”.

1.  INVIERNO EN LA CORDILLERA HUAYHUASH


Mi madre Salomina Gonzales Ibarra
 y mi hermana Gelacia camino a Jahuacocha
Corrían los meses de febrero, crudo invierno aquel año, mi padre uno de los exitosos crianderos de ganado vacuno del pueblo, decidió trasladar su ganado vacuno desde las heladas punas de Jahuacocha – Gochacutan, ubicada en la misma Cordillera Huayhuash a 4 mil msnm, debajo de los nevados Yerupaja y Jirishanca, su querencia natural,  a 20 km de distancia en la parte oriental del pueblo. 

Llovía día y noche, los cerros se iban cubriendo lentamente de nieve, propio de la época; por la intensa y permanente lluvia ya no había lugar seco, excepto dentro de las chozas, generando intenso frio, humedad y barro en el piso. Los corrales hechos para encerrar los becerros ya no contaban con algún lugar seco, consecuencia de ello en las pequeñas pesuñas de estos animales se formaban lacerantes llagas,  “izca” le decían los crianderos, sufrían estos animalitos, ya ningún remedio casero aliviaba; frente a ello, la alternativa de mi padre como de costumbre, cada año por esta época era bajarlos hacia Wipagh, lugar calido, de abundante pasto, dicho sea de paso también era la segunda querencia de su ganado vacuno, distante a aproximadamente 13 km, aguas abajo por el río Pativilca, ubicadas en la parte sur del pueblo.

Camino a Wipagh al pasar "Aguashragra"
Aquel día asignada para bajar el ganado, era una jornada muy peculiar para todos los integrantes de la familia. Cada uno ya teníamos nuestras tareas asignadas. Previo, unos días antes de aquella fecha, recorríamos los cerros buscando los toros, terneras, toretes  y vacas “mostrencos”, como solía decir mi padre; ya lo teníamos encerrados en los corrales la noche anterior, mi padre pasaba la última lista por tamaños, colores y sexo para asegurarse y luego daba su conformidad, esta parte de las vivencias lo abordaremos en el próximo número: “LA CARABANA DE DON VIRGINIO BERNABE”.


2.  LA ESTANCIA DE WIPAGH


Flor de guaromo
En Wipagh, zona quichua, de clima cálida por excelencia a 2900 msnm, apropiada para ganado vacuno, por la extensión y abundancia de sus pastos, pero, con algunas partes con mucha pendiente, y accidentados cercano al rio Pativilca, lugar donde abunda los guaromos, kerkarillos, muchkis, lloques, pitajayas, vizcaínas “gualanka”, shuplack, una variedad de plantas que crecían y desaparecían en verano, en época de invierno la neblina cubre permanentemente estas zonas; ni que decir, abundaban pumas, zorros, vizcachas, perdices, cóndores, diversos especies de aves, reptiles, lagartijas, arácnidos, zancudos, etc., es decir una biodiversidad propia de estos climas y microclimas. ¡Wipagh de gratos recuerdos de mi infancia!


En estas tierras he visto cosechar a mis padres y otros comuneros variedad de papas, abundantes y multicolores, los famosos “quitipshus”, de corazón morado y rosado, las “jalgahuarmis”, y de color amarilla arenosas, dulces ocas y lustrosos y gigantes ollucos, habas gigantes y cebadas de granos grandes. 



Al final del ultimo cerro esta la costa, vista desde Rara Punta
Para irrigar, los comuneros construyeron un estanque en la parte alta, que capta sus aguas a su vez desde las alturas de Shupla y Matibamba ubicadas a 3800 msnm aguas arriba, usaban los mismos canales hechos por antiguos peruanos pre-incas, asentadas en Rara Punta, cuyos vestigios arqueológicos así lo demuestran. 

Acequia construida a base piedras lajas desde tiempos inmemoriales, que recorre de sur a norte, cruzando el camino grande o Qapaqñan que une los pueblos ubicados en la parte sur de la actual provincia de Bolognesi con la antigua capital Huanucopampa del Chinchaysuyo en el tiempo de los incas, distribuido apropiadamente para que tomen agua tanto la gente como los animales de Jana y Ura Wipagh. 
Ruinas de Cutacocha
Estas aguas en invierno abundan y en verano escasea, hasta desaparecer.

Se extiende los pastos de esta zona hasta los límites de la comunidad de Tauripon actual Distrito de la Primavera, los lugares denominados Partegh, Cachipata encima de Rara y Chinchupata, como también hasta encima del río Pativilca, así mismo todo Ragahj (otra zona arqueológica) y Agsahuarko, lugar predilecto de don Anuncion Carrera, “el hombre más alto del pueblo”,  por las alturas limita con Shupla, origen del riachuelo Aguashragra,  y por la parte baja Rucuspata, Asiaghpuquio y Calta (frente a Pico) en las profundidades del cañón de Kora por donde recorre el rio Pativilca que se dirige hacia el Océano Pacifico donde desemboca. Estas aguas riegan las sedientas tierras de los cañaverales de Paramonga, Huaytu y otros en la costa

Vista del río Pativilca desde Wipagh

Los corrales de los vaqueros estaban diseminados en las faldas de Rarapunta, con una marcada distribución, los de UraWipagh, debajo del camino grande (Qapaqñan) mencionado que se dirige a Rara (emporio maizal de Pacllón), Tauripon, Llaclla y los demás pueblos de la zona sur de la actual provincia de Bolognesi, allí estaban como una agrupación de vaqueros las familias de Enrique Gamboa, Faustino Rosario, Alejandro Ibarra, la familia Andrade y otros, siempre numerosos; los de JanaWipagh, encima del  mencionado camino cercano a las ruinas pre-incas de Rarapunta, sólo el corral de mi padre Virginio Bernabé, y hacia la parte superior, cercano a los estanques de agua, las cabañas de Melchor Carrera y en la parte baja y a la entrada de Wipagh, la estancia de los “Huascachos.

3.  RUINAS ARQUEOLÓGICAS DE RARAPUNTA

Murallas de las ruinas de Rara Punta
Las ruinas de Rarapunta, se extiende en el cerro del mismo nombre formando una pequeña cumbre recorrida de sur a norte, en una especie de esquina o quiebre del cerro,  un lugar estratégico construido por los Wari o Quiruvilca, desde aquí se domina tanto hacia el norte como al sur casi 360 grados, transformándose en mirador obligado para los viajeros, los restos arqueológicos  están diseminados por toda la cumbre del cerro, en una extensión de 2 km, viniendo desde Cutashpunta, pasando por Ragahj, siguiendo todo la cumbre hasta llegar a Chinchupata. Desde aquí se puede divisar hacia el sur – oeste, los diferentes pueblos como Ticllos, Corpanqui, Carhuajara, Cajamarquilla, Canis, Huanri y otros, y por el norte, es decir al frente los linderos de Chiquian, con las estancias de Papun y Pancal la otra hora hacienda del bandolero Luis Pardo.

Parte de las ruinas de Ragagh

Por debajo,  en las profundidades a aproximadamente  a 2 Km., de estas ruinas pre-incas, se desplaza sigsagyante cual serpiente plateada el Río Pativilca, recorre todo el Cañón  de “Kora”,  y mirando hacia el sur, continua ese recorrido por esas quebradas profundas y misteriosas, donde no ha llegado ningún ser humano a estas profundidades, son muy accidentadas e inaccesible llegar al río,  de niño escuchaba que sólo  por el lugar denominado “Pumasaltanan” salto del puma  era posible. Luego este rio toca tangencialmente el pueblo de Llaclla, capital del actual distrito de Abelardo Pardo Lezameta hasta perderse en el horizonte dirigiéndose hacia la costa;


4.  CAMINO INCA PASA POR RARAPUNTA

"Almatupukunan"
Es impresionante recorrer el camino Inka que se dirige de esta zona hacia el pueblo, uniendo los pueblos de Llaclla, Gorgorillo, Tauripon y el emporio de maíz denominado Rara, hacia abajo distante a más 1 km recorre paralelo el río Pativilca. 

Este camino grande está lleno de anécdotas, supersticiones y creencias propios del hombre andino, cada tramo de tiene nombres pintorescos como “Algoarkanan”, mirador de los perros, “Almatupukunan”, medida del destino del alma, donde existen cuatro ventanas rectangulares pegadas en el cerro, a la que el pasajero tiene que encajar con piedras a una distancia de 5 m., si encaja, se quedará “soltero(a)”, “Viudo(a)”, “casado(a)” o “divorciado(a), según su destino;  “Shulumachay”, cueva del aborto, al pasar por esta cueva se escucha el eco del río que recorre el cañón con un sonido particular. 

Por estos parajes es común  ver el vuelo de cóndores solitarios o en grupos, ya sea por debajo encima del camino.


A lo lejos el río Pativilca: "Mashcash"
El río que recorre esas profundidades toma el nombre de Río Pativilca justamente en el lugar denominado Mashcash, donde el río Ainin que al recorrer aguas abajo el valle del mismo nombre, desde las alturas de Aquí y Pachapaqui, se juntan con el río Pomapata en este lugar, lo mismo,  el río Pacllón, aguas arriba se juntan con los ríos Llamac y Achin que recorre todo el territorio de Pacllón desde sus nacientes de Jahuacocha.  Es decir en Mashcash se juntan tres ríos para denominarse Río Pativilca: Pcllón, Aynin y Pomapata. 




5.  VIAJE A LAS PROFUNDIDADES DEL CAÑON KORA

Aquella mañana el panorama de Wipagh estaba cubierta de neblina, muy temprano, al rayar la aurora, me levanta mi padre para acompañarlo – ya levántate muchacho, vamos a Calta ver las vacas y regresaremos pronto – logro escucharlo. 

A lo lejos se divisa los pueblos del lado sur
de la provincia de Bolognesi
Somnoliento y a regañadientes obedezco, como cualquier hijo obediente, común denominador de aquellos tiempos de crianza de los padres; me visto la ropa y sonámbulo, le sigo los pasos; pero, antes de ello mi madre le recuerda a mi padre -  “…guambranse lichilanpish upyarkusun, janarkamsha, malgangami….”. “el niño va tener hambre, mejor preparo el desayuno para que se vayan” - mi padre, muy puntual - “mejor prepara el desayuno para cuando regresemos, regresaremos rápido, ya se nos hace tarde, vamos temprano…”..- le contesta.





Así emprendimos la caminata por el camino grande de Wipagh, como quien regresa al pueblo, faldeando, un camino llano, dicho sea de paso era la primera vez que llegaría hasta esas profundidades del cañón, solo conocía las faldas cercanas al camino. Llegamos al riachuelo de Aguashraghra, el eco de sus aguas de este riachuelo bullicioso, en época de invierno hace retumbar los cerros,  en esas quebradas profundas y empinadas;  desde aquí, descendimos por una especie de camino, pero más pareciera que fueron hechas por las vacas. 



"Humankuy"
Descendemos rápidamente, especialmente para mi ágil cuerpo de niño, saltando y cortando tramos, en ocasiones le ganaba a mi padre que  bajaba muy lentamente  a un solo paso, pero seguro; transcurridos media hora llegamos a Mollepata, pequeña plataforma, una especie de anden, donde posteriormente mi padre haría  otro corral, cercano a la zona de “Asiagpuquio”, manantial mal oliente, a partir de este punto, el camino se borra completamente, tenemos que seguir por los senderos hechos por las vacas, continuamos descendiendo; pero yo, exactamente no sabia los propósitos de mi padre, no podía leer su pensamiento, si era sólo ver a las vacas, preferentemente las preñadas, u otros objetivos relacionadas  con la crianza de estos animales.

Después de haber descendido más de una hora, cuando los rayos del sol iluminaban los cerros tibiamente, arribamos al lugar denominado “Calta”, de aquí a unos 200 metros ya estamos en el río Pativilca, punto desde donde regreso mi mirada para comprobar el camino recorrido al descender, ¡oh!, que distancia habíamos descendido, más de mil metros hacia abajo, ¡que miedo para mi!, la pendiente promedio de este suelo es aproximadamente de 60 grados, muy empinada, pero abundante de pastos para las vacas, lugar preferido para cría de los denominados “vacíos” (terneras, toretes y vacas preñadas).



6.  AVISTANDO GUARIDAS DE PUMAS Y CÓNDORES



Arbustos espinosos de la zona
Luego de la búsqueda por los bosques de alisos, recovecos, hoyadas, logramos ubicar a las vacas preñadas, un total de diez vacas, mi padre  da una mirada exhaustiva a cada una de ellas  y  lo va separando, y decide que cinco de esas vacas debemos llevar de regreso al corral, para mi desde el primer momento de esa decisión, me causa asombro y me parece irrealizable, por la distancia que tenia que recorrerse de regreso, el hambre que sentía a esa hora de la mañana, siquiera no tenia un  grano de cancha en mi bolsillo, rebuscaba por los arbustos algún fruto  comestible, pero, por el trajín del viaje no me era posible llevar algún  bocado.

Nuestro retorno desde esas profundidades, se hace lenta y difícil arreando las cinco vacas, estas a su vez no quieren salir de su querencia, constantemente regresan, cada vez se hace difícil apartarla de sus castas, me tengo que multiplicar, saltando los arbustos de rato en rato, los “tientos” de mis “llanques”, cintas de jebe, cortados y colocados magistralmente a la medida de mis pies sobre la llanta reciclado de algún automóvil con cocadas desgastadas, constantemente se rompen, tengo que improvisarlo rápidamente a cada rotura, de lo contrario las espinas de las “gualankas”, cactus espinoso se me incrustan, el dolor es pasajero, pero corro para allá, corro para acá y corro para abajo, mis fuerzas cada vez desfallecen, pero no demuestro ningún signo de debilidad delante de mi padre, él hace lo propio, pero su fortaleza me quintuplica, también veo que corre y baja constantemente arreando a las vacas, por el lado que le corresponde.  

7.  INGRESANDO A LA ENMARAÑADA ASIAGHPUQUIO

Vista del cañón de Kora desde Wipagh
Cuando el sol llegaba casi al medio día, abandonamos la zona de Calta, para dirigirnos por “Asiaghpuquio” en nuestra ruta de regreso, mis pequeñas fuerzas  cada vez me abandonan, mis tientos están recontra cortos, me ajustan los pies, se parecen hinchados,  mi pantalón y mi chaqueta deshilachados en distintas partes  producto de los roces con arbustos y espinas al pasar abruptamente por perseguir a las vacas, mi pequeño poncho llevaba amarrado a mi cintura.

 En la zona de “Asiaghpuquio”, que hace honor a su nombre, el olor es pestilente, por las emanaciones de sulfuros que en ella existe, bosque tupido de arbustos y espinas. Nuevamente, nuestra pesadilla se repite,  arrear a las vacas se hace difícil  por esta maraña de arborización, también las vacas estaban cansadas por el trajín recorrido, sus panzotas notorias al salir de Calta, ya no eran lo mismo, sólo se les notaba la preñez y con hambre;  cuando ya los pajaritos cantaban en coro para dormir posado en los arboles de aliso, a los bordes del camino escuchaba el clásico e inconfundible canto de los perdices  al amanecer y al atardecer, llegamos al camino grande, totalmente desfallecientes, yo agarrado de la cola de una de las vacas, me arrastraba por inercia, mi padre detrás mío, también con el semblante cansado y agotado.

8.  FELIZ RETORNO A  LA CABAÑA

Llegamos a la cabaña de Wipagh, cuando la sombra de la noche se asomaba temerariamente, grande fue la sorpresa de mi madre que corrió al vernos desde lejos, me abrazo tiernamente, y le dio una mirada de alegría a mi padre, pero al mismo tiempo, manifestó que nuestra ausencia todo el día le preocupo, suponiendo que algo grave nos había ocurrido, Calta es la querencia de los pumas, y serpientes, le increpo por la osadía de haberme tenido de hambre en toda la jornada, a lo que mi padre no contesto ninguna palabra; llegamos al corral con las vacas, inmediatamente mi madre sirvió la cena, me faltaba manos para devorar todo lo servido, desayuno, almuerzo y merienda al mismo tiempo, apenas termine el plato y una tasa de leche, me quede dormido en el regazo de mi madre, entre sueños escuchaba lo que narraba mi padre nuestras peripecias. 

Ruina arqueológica de Rara Punta desde Wipagh
En los andes, los niños prematuramente logramos aprender las técnicas de supervivencia y nos adaptamos con rapidez a las exigencias de la naturaleza, hasta resulta ser un juego y divertido, no lo tomamos como castigo alguno, totalmente distinto al niño de ciudad.

A la mañana siguiente, apenas me desperté corrí ver las vacas que arreamos el día anterior desde las profundidades del cañón de Kora, naturalmente mi padre completo su jornada esa noche encerrándolas en un corral seguro; un hermoso espectáculo para mis ojos, habían nacido cinco fornidos becerros que intentaban pararse por sus propios medios, a algunas sus madres le limpiaban la placenta lamiéndolas, mi padre ya había madrugado hacia otro punto, pero esta vez solo, contemplamos ese bello escenario junto a mi madre, donde esos cuadrúpedos intentando sostenerse en sus patas enclenques para buscar la ubre de sus madres; en esos instante vi que llegaba mi padre con un tronco sobre el hombre, corrí a darle la grata noticia, también él acelero sus pasos, así contemplamos y celebramos juntos el resultado del sacrificio del día anterior, se había cumplido su objetivo, salvar de las garras de los cóndores y de los pumas; como es costumbre estos carnívoros en esta zona acostumbran cuidar a las vacas preñadas, espantarlos por el abismo para luego devorar a sus críos apenas nacen, cual bocadillos deliciosos, eso evito mi padre con esa dura jornada a la que tuve el honor de acompañarle, no generando perdida en el patrimonio de la familia. 

Si se hubiera  dejado influenciar por mi situación desventajosa de niño, superponiendo a los sagrados intereses de la familia, no hubiera logrado su objetivo. Mi padre, evaluó mi fortaleza y tomó esa decisión, porque estaba convencido que era capaz para asumir ese reto desde niño.

9. OPULENCIA FAMILIAR SOLO COMO PRODUCTO DE ALTA RESPONSABILIDAD


Mi  madre camino a Wipagh
Siempre en mi familia, como en el pueblo de aquellos tiempos era el común denominador, lo principal era la alimentación; mi pueblo se caracterizaba por contar en abundancia: legumbres, tubérculos, granos, maíz, oca, quinua, etc., era natural que en cada casa de los comuneros colgaba en su sala cual  adorno las “huayuncas”, cierta cantidad de mazorcas de maíz alineadas de sus pancas en sogas, separadas por colores y colgadas de los terrados, costales de trigo y cebada, habas, fréjoles, arbejas, etc., y en los altillos, papas, ocas, ollucos, en la “guayrankas”, plataforma de madera forrada con paja de la puna “ichu” colgando del techo, conteniendo quesos añejos y sabrosos, charquis colgando de los terrados, cada familia contaba con un huerto, donde sembraban hortalizas, cebollas chinas y yerbas aromáticas, al igual que rocotos de varios colores, la gente cosechaba maíz de las chacras de Rucmis, Rara y de los alrededores del pueblo en abundancia, a nadie le faltaba esos productos; las papas, ocas y ollucos  cada comunero cosechaba por docenas de sacos de Liriopampa, Huauyan, Mata, etc., los trigales, cebadas y habas de Huanka, Sikla, Tacra, Majakpatay  y otros lugares de producción, es decir la alimentación estaba asegurada y con creces, épocas de abundancia y añoranza.

Por encima de cualquier contemplación, sin escatimar esfuerzos había que proteger el bienestar de la familia, protegiendo su ganado vacuno, único sustento económico familiar, mi padre solía vender entre 5 o 6 toros al año, con lo cual cubría holgadamente las necesidades urgentes de la familia, para lo cual si valió la pena todo sacrificio.


10. MIS REFLEXIONES FINALES

Enseñanza que con el correr del tiempo fui analizando, “los objetivos deben cumplirse”, esta lección aprendida desde mi tierna edad, he intentado practicar y al mismo tiempo transmitir a los míos, sabia enseñanza que comparto con ustedes amable lector, quizás también ustedes tengan gratos recuerdos de sus seres queridos, no duden en compartirlo.

Las buenas enseñanzas, las buenas costumbres lo positivo debe transmitirse, lo malo, lo perjudicial hacer lo contrario, debemos  “marcar en roca las buenas acciones y en arena las malas acciones”, de tal manera, lo bueno se perennice y sea difícil de borrar en el tiempo y las malas  se borren  cada vez que aparecen las olas.
Delegación  retornando de ruinas de Rara Punta (2017)

Esos cortos momentos  quedaron en mi memoria, como el más preciado regalo del recuerdo de mi padre,  aun puedo percibir su risa, hasta sus vanos intentos de enseñarme a ser gañan en los sembradíos de trigales,  aprender colocar los herrajes a los caballos antes de salir de viaje, como  sinónimo de organización previa. 

Las cosas materiales que me dejo se fueron esfumando con el tiempo, pero lo único perdurable a través del tiempo  fueron esos pequeños instantes de charla y dedicación que me dio, aunque su trabajo en el campo no me permitía verlo durante algunos días cuando asistía a la escuela o se iba de viaje, puedo reconocer aquellos momentos  como los mejores recuerdos que un padre puede dejar

En la actualidad al ir creciendo tecnológicamente, hemos ido relegando aquellos aspectos íntimos en la relación de padres a hijos, la carga familiar, el trabajo, los estudios, han dejado mella  decreciendo el contacto personal que todo padre debe tener con sus hijos

Hoy es sorprendente como  las cosas materiales van colocándose muy por encima de los valores humanos en nuestra sociedad, aún en la zona rural,  aunque todavía hay familias que mantienen estos principios, gracias a ellas  aún podemos mantener viva la esperanza  de un mañana mejor. 

En este día del padre, hagamos una reflexión sobre el rol de ser padre, no es solamente el ente generador del financiamiento del hogar ni el  individuo que da las pautas enérgicas en el hogar, mucho menos el hombre frio que debe guardarse de toda sensibilidad creyendo erróneamente que perdería autoridad. 

Aun con todos los errores  o actitudes negativas que algunos padres puedan tener, promovamos la conciencia de la paternidad responsable, con la confianza de algún día llegue a ellos la luz del entendimiento por el valor de su papel en nuestra sociedad. 
Rescatemos al padre como ser humano cuyo afecto es también importante para inculcar en sus hijos principios y valores que harán de estos una generación más justa y solidaria. 


Saludemos al padre que lucha cada día desde los niveles más altos de nuestra jerarquía social, hasta aquel humilde trabajador que se sobrepone al cansancio y al infortunio,  para dar bienestar a su familia.

Por aquellos padres que esperan la llegada de sus hijos, por los padres que se olvidaron de ellos, pero podemos mantener la llama del perdón y la  reconciliación, así también por aquellos hombres que sin ser padres asumieron este rol con valentía, amor y dedicación.

Afectuosamente

Jawuacholo 


Nota:
Este artículo fue escrito en Rarapaunta y publicado originalmente en Mayo, 11 del 2009 en:

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Además,  esta poesía que adjunto a reglon seguido:
MI PADRE
Yo tengo en el hogar un soberano
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra es su ley y la virtud su guía.
En lentas horas de miseria y duelo,
lleno de firme y varonil constancia,
guarda la fe con que me habló del cielo
en las horas primeras de mi infancia.
La amarga proscripción y la tristeza
en su alma abrieron incurable herida;
es un anciano, y lleva en su cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, como Cristo el Tiberíades,
de pie sobre las horas encrespadas.
Seca su llanto, calla sus dolores,
y sólo en el deber sus ojos fijos,
recoge espinas y derrama flores
sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho: «A quien es bueno, la amargura
jamás en llanto sus mejillas moja:
en el mundo la flor de la ventura
al más ligero soplo se deshoja.
»Haz el bien sin temer el sacrificio,
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y halla quien odia la maldad y el vicio
un tálamo de rosas en la muerte.
»Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, protege al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.
»Ama la libertad, libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu herencia.»
Este código augusto, en mi alma pudo,
desde que lo escuché quedar grabado;
en todas las tormentas fue mi escudo,
de todas las borrascas me ha salvado.
Mi padre tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada;
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprendo en el fulgor de su mirada!
La nobleza del alma es su nobleza,
la gloria del deber forma su gloria;
es pobre, pero encierra su pobreza
la página más grande de su historia.
Siendo el culto de mi alma su cariño,
la suerte quiso que al honrar su nombre,
fuera el amor que me inspiró de niño
la más sagrada inspiración del hombre.
Quisiera el cielo que el canto que me inspira
siempre sus ojos con amor lo vean,
y de todos los versos de mi lira
estos dignos de su nombre sean.



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