¡Con bandas y orquestas, pero... de las buenas!
Pacllón, agosto 2011
Florencio Bernabé Gonzales
Contenido
1. Primer Distrito Ecológico de la Provincia Bolognesi2. Bandas y orquestas de mi pueblo
3. La fiesta del Inca y Capitan
4. Banda de Llipa por primera vez en Pacllón
5. El recibimiento
6. El alba inicio de la fiesta
7. Visita a autoridades y familiares
8. El tambo
9. El Inca y sus pallas
10. Captura del Inca
11. Pinkichida
12. Walgacuda
13. La entrada
14. Puklaypampa
15. Corrida de toros
16. Final feliz y triste despedida a la vez
17. Nuevamente Banda de Llipa en Pacllón, pero con los Brillantes esta vez
1. PRIMER DISTRITO ECOLOGICO DE LA PROVINCIA BOLOGNESI
Uno de los distritos más emblemáticos de la provincia de Bolognesi en Ancash, declarado “El Primer Distrito Ecológico de la Provincia de Bolognesi” – Pacllón, su fundación data el 2 de enero 1857, luego de pertenecer a la antigua provincia de Cajatambo, en 1903 se incorpora para ser parte de esta nueva provincia, su ubicación estratégica en la hermosa Cordillera Huayhuash, beber de sus aguas cristalinas que descienden desde las nieves perpetuas del coloso Yerupajá y lagunas como del Jahuacocha, el convivir con las maravillas naturales de sus paisajes paradisiacos, hacen de sus hombres y mujeres visionarios, triunfadores y laboriosos, ahora, conjugan sus capacidades para preservar y defender el lugar más bello del Perú.
2. BANDAS Y ORQUESTAS DE MI PUEBLO
Estos pueblos vibran de alegría, sus manifestaciones culturales son el reflejo de esa simbiosis armoniosa hombre – naturaleza, reflejada en sus cantos y versos, propios del hombre andino, superando sus tristezas bailando al compas de las melodiosas notas de sus bandas y orquestas cada vez que se acerca algún acontecimiento importante en el pueblo o en el barrio.
Esa creatividad musical, influenciados por la maravillosa Cordillera Huayhuash, hacen auténticos a las bandas musicales de: Pacllón, Huasta, Mangas, Huanrri, Llipa, Huayllacayan, Congas, Canis, Chamas, Gorgorillo, Ticllos y de todos los pueblos de Bolognesi, Ocros y Cajatambo, por lo que han transcendido sus prestigios las fronteras de la región y a nivel nacional, por su particular composición e interpretación: las bandas musicales, según historiadores, formados desde los inicios del siglo pasado, ahora modernizados han variado en la interpretación de sus melodías; mientras que las orquestas, con la incorporación de la sordina, marca diferencia de sus similares del centro del Perú, ahora de la misma manera modernizados, con la incorporación del saxo, se confunden con sus hermanos del centro; ese contacto natural con los hermosos paisajes han hecho de estos pueblos, naturales creadores musicales que reviven en fiestas patronales; por las venas de estos músicos, fluyen esa alegría que inspiran en sus creaciones musicales, cual melodías celestiales, que al escucharlas nos invitan a bailar hasta la saciedad, no tocan 3 ni 5 minutos, cada “parada”, mínimo media hora; si hay competencia, no tienen cuando parar, hasta las borracheras se desvanecen de tanto bailar.
3. LA FIESTA DEL INCA Y CAPITAN
Quizás no exista fecha exacta desde cuando se celebran en estos pueblos de Bolognesi la fiesta del Capitán – Inca y las Pallas, como tampoco en otra parte del país, particularmente como en Pacllón, en esa escenificación magistral de la fusión cultural del Tahuantinsuyo-Ibérica, cuando el Inca Atahualpa es capturado por Pizarro y sus huestes en la ciudad de Cajamarca, por esos luctuosos años de la caída del imperio incaico; en los pueblos en honor a sus santos protectores, en Pacllón al Santo Patrón San Bartolomé, cada 24 de agosto, cuyos funcionarios en señal de agradecimiento a la madre tierra, por la abundante cosecha recabada organizan estas fiestas costumbristas.
4. BANDA DE LLIPA POR PRIMERA VEZ EN PACLLÓN
Corría la década de los 50, la fiesta patronal en Pacllón se inicia el 22 de agosto como todos los años; aquella fecha, como funcionario Capitán, mi padre don Virginio Bernabé Gamarra y como Inca don Venturo Padilla. Para entonces, mi hermano mayor Javier Virino, frizaba los 15 años, Eliffio 7, Ananias 6, Gelacia 3 y 3 meses este su humilde servidor, claro, mi madre Salumina Gonzales Ibarra encargó mi atención y cuidado a la señorita “Nikra” vecina en el barrio de Llamacancha, quien me llevaba a los regazos de doña “Mala” para que lactara por necesidad de leche, si hacía con mi señora madre, posiblemente bebía mas alcohol que leche materna.
Para el Capitán, fue contratado la afamada Banda Musical Llipa, era la primera vez que esta prestigiosa agrupación musical amenizaba la fiesta patronal en Pacllón, compuesto por 12 auténticos maestros, ¿para qué más?, sin “enganchados”, como ahora acostumbran.
5. EL RECIBIMIENTO
Cuando son las 7 de la noche de aquel 22 de agosto, la comitiva de recepción de la banda, se dirige hasta Huaychiquin (al sur a 1 km del pueblo) para el alcance, provistos de linternas a querosene, llevando consigo, chicha, calientito “huashco” para la “jichapada” correspondiente a los músicos, quienes cansados después de un largo camino de 8 leguas (40 km) desde Llipa, pasando por Llaclla, Gorgorillo y Tauripon, y las ruinas de Rarapunta, a la usanza propia de ellos, con sus pies encallecidos en “llanke”, con sus alforjitas y poncho clásicos de estos pueblos, sus instrumentos envueltos en costalillos, poco de fiambre para el camino; están sedientos por el largo camino, en el trayecto es escaso el agua, desde la quebrada de Chaupirragra pasando Tauripon, hasta donde la comitiva los encuentra, cerca a Pacllón. Ya con el “valor” encima reanudan el viaje; hay expectativa en el pueblo, por la fama de esta banda de Llipa, dirigido por don Dedicación Padilla, caracterizados por sus armoniosas melodías que sobresalen los clarinetes y trompetas, su rival desde aquellos tiempos Huanrri con el bajo de don Nicodemos, luego se verían el 30 de agosto en Chiquián.
6. EL ALBA INICIO DE LA FIESTA
En Cuntuncucho, entrada a Pacllón, desempacan sus instrumentos, el “marchojurgog” se encarga de llevar sus alforjas, y al compas de una marcha se dirigen directamente a la puerta de la antigua Iglesia construida en 1765, tradición que se repite; hay bullicio en el pueblo, maestría en la ejecución a su propio estilo los diferencia; es costumbre en estos pueblos, premiar a la agrupación musical que llega primero a la iglesia, si son dos o más bandas, los supersticiosos pronostican la ganadora segura de los concursos, esto es el “ganacuy”, son privilegiados por los funcionarios la agrupación que llega primero, son “cumplidores”. Luego en la puerta de la iglesia interpretan la plegaria “Al Nazareno”, esa solemnidad es contagiosa, los hombres y las mujeres presentes se quitan los sombreros, cada quien posee un cirio o vela encendida en sus manos, luego de este acto interpretan un huaynito, para dirigirse al compas de otra marcha directamente a la casa del “marchojurgog”, persona que se encarga de atender en la comida y hospedaje a los valiosos visitantes, sin ellos no hay fiesta, acto seguido se dirigen a la casa del Capitán, lo propio hace la orquesta. Ahora sí, la banda de Llipa ya está en Pacllón, así inicia el alba de la fiesta patronal.
7. VISITA A AUTORIDADES Y FAMILIARES
Aquella noche, el Cadete o “abanderado” asume mi hermano Javier Virino, motivado y atendido por el primo Glicerio Mendoza Gonzales, Eliffio con sus 7 años, también integra la comitiva al lado de los acompañantes del Capitán, toda la noche hasta que raya el alba, visitando a las autoridades, familiares y amigos. La despensa de los funcionarios es abundante ese año: papa y olluco para el locro, maíz para la chicha y cancha, trigo para los panes y bizcochuelos, los funcionarios promesados el año anterior son privilegiados, tienen preferencia en agua, terreno y pastos, son exceptuados de faenas comunales, los comuneros están obligados en prestar toda colaboración, se trata del organizador de la fiesta donde se divertirán todos.
Para esta ocasión, se sacrificaron 8 reses, 10 carneros, cientos de cuy, mandados elaborar 10 sacos de harina en panes y bizcochuelos para la “gualgacuda”, se manda elaborar 15 botijas de chicha de jora, celosamente cuidados por el “camachico”, encargado de los tragos; esos días nadie bebe agua en el pueblo, contratadas 8 cocineras, una de ellas es la “zazamama”, la que ordena en la cocina y 5 ayudantes expertas de potajes típicos: wayincaldo, pucarrogro con cuy, cilindros de ron para el “chiguirito” que se reparte a todo el mundo desde el alba; los caballos de paso alquilados de Huasta, Chiquián y Mangas, clásicos en estas ocasiones, docenas de cargas de leña de los alisos de las quebradas, apilados en el patio, prevista desde junio para el combustible de la cocina, una fiesta patronal no es broma, todos los “wilacuy” tienen que cumplir, también los novillos para las tardes taurinas están debidamente coordinados, ya los tienen encerrados en alfalfares cerca al pueblo con sus castas, arreados directamente desde Jahua, Rasac, Wacrish, Solin y Garhualanka.
Por aquellos años, también era infaltable la presencia del famoso cura Tello, a quien conocí posteriormente, montado en su mula blanca recorría pueblos de la provincia, de fiesta en fiesta, él aprovechaba bautizar y regularizar matrimonios, nada gratis por cierto, siempre ganancioso; el Capitán estaba obligado dar hospedaje y alimentación al representante de la Santa Sede, conjuntamente con el Estandarte y los devotos, organizaban esas liturgias solemnes, irremplazable en la misa y procesión de la fiesta; resulta anecdótico el siguiente relato, sin duda era tanto su codicia o su hambre, mis hermanos Eliffio y Ananías, al cura los encuentran infraganti, llenando a los bolsillos de su sotana, los panecillos y bizcochuelos del altillo, pertrechado en una escalera, ellos solo atinaron a gritarle ¡cura ratero…!, a la que respondió el sacerdote sin inmutarse, “silencio niños, es la voluntad del señor…”.
8. EL TAMBO
Después del alba del 22, la fiesta sólo se detiene hasta después del almuerzo del día 23, todo el mundo ha dormido toda la mañana; en cada visita las “paradas” de bailes, obligados, se cruzan o se reencuentran los funcionarios con sus comparsas y todos a bailar, se reparten los tragos, y las viandas a todo el público asistente que acompaña. Allí está el “wayincaldo”, sabrosos potaje con trozos de carne de res, cebolla y ají al gusto, para menguar la borrachera, el locro de cuy, complementado con las crocantes y doradas canchas, esparcidas sobre manteles blancas bordadas en largas mesas y la infaltable chicha, en su punto que aplaca la sed, por aquellos tiempos no llegaban cerveza, el traslado logístico se efectuaba a lomo de acémilas desde Chiquian o Barranca.
Los temas que solían interpretar esta banda musical, “Pampa de Llipa”, “Azucena” y otros de moda desde esas fechas, nadie se quedaba sin bailar, todo el público en parejas, o haciendo círculos, confundidos, entregados en el éxtasis del baile.
9. EL INCA Y SUS PALLAS
Para el Inca, fue contratado también la famosa orquesta “Ritmo Andino de Huasta”, otro clásico en la provincia en este género, sin rival por esos años, todavía no incorporaban el saxo, sólo compuesto por arpa, dos violines, trompeta con sordina y clarinete, hacían delirar en las fiestas. Las pallas, jóvenes solteras o viudas escogidas, por su belleza y calidad de voz, han ensayado las canciones de su repertorio para todo la fiesta y su coreografía desde el mes de mayo cada tarde, en esa búsqueda de la perfección, todos los detalles debidamente auscultadas por los expertos en cada noche de ensayo, las “guiadoras” memorias vivientes dirigen a las pallas, superando hasta que todas dominen las canciones, secuencias, pasos, ritmos; en cada ensayo está presente la orquesta (me tocó ser testigo de esa preparación cuando estaba enamorado de una palla en mis años mozos), ¡ah!, pero algunas pallas no llegan a la fiesta, abandonan seducidos por sus galanes, por eso las pallas son “rogaditas”, por bailar en recompensa reciben sendos vestidos, aparte del novio que tienen la oportunidad de escoger.
La ceremonia más larga es la “vestimenta del Inca”, cada indumentaria del monarca es puesto previa canción entonada por las pallas, mientras les va rogando para salir a bailar, la “vestidora” encargada le va colocando cada pieza una por una con toda parsimoniedad, puede durar toda la mañana incluso, por eso, por estos lares acostumbran calificar “te demoras como el inca” a los demorones; eso se repite cada día hasta cuando termina la fiesta; Rumiñahui, el general inca representa la única seguridad masculina, quien conjuntamente con las pallas, dirigidas por la guiadora, la ñusta es la predilecta del Inca, todos escoltan al rey del Tahuantinsuyo durante los 7 días que dura la fiesta. El colorido de estas fiestas costumbristas lo engalanan el Inca y sus pallas, estas últimas con sus remangas blancas cual nieves del Yerupajá, recorren calles y plazas al compas de las clásicas corrindillas compuestos para este fin e interpretado por la orquesta.
10. CAPTURA DEL INCA
Desde la casa del Inca, hasta la puerta de la iglesia, en el trayecto todas las pallas han dispuesto sus mejores platos en ambas veredas de las calles, para brindar y compartir durante esta escenificación con el Capitán, sus acompañantes y familiares, compartiendo las mejores viandas, en cuya representación simbolizan la hospitalidad del Inca a las huestes españolas, queriendo convencer perdón para el Monarca ya cercado; mientras la orquesta acompañado por las canciones de las pallas en coreografía recorren las calles en el trayecto del dispuesto tambo, el Inca es conducido en un “trucillo” acondicionado para tal fin, atrás le sigue el Capitán y acompañantes marchando gallardamente al compas su banda de músicos.
Todo el mundo sabe, que en adelante la suerte del Inca está echada, apenas llega a la puerta de la iglesia, se consuma la captura del Inca, con derramamiento de “sangre”, mientras las pallas, vestidas de riguroso luto, entonan canciones plañideras, pidiendo clemencia para su rey, acto seguido, uno de los acompañantes del Capitán, se sube al estrado y procede leer el “testamento del Inca”; donde se menciona el reparto de cada trozo físico de su cuerpo a todas sus pallas, así es “ajusticiado” , fin del Imperio del Tahuantinsuyo, luego en procesión hacen recorrer por toda la plaza el “cadáver” del monarca, acompañada por la multitud teniendo como fondo musical los ritmos solemnes de una marcha fúnebre que la banda interpreta. Sólo en ocasiones se “escapa” el Inca, aquello le cuesta caro al Capitán, la ineficiencia de sus acompañantes, pagará caro con multa contante y sonante.
11. PINKICHIDA
Al día siguiente, 24 de agosto día central, para resarcir las desavenencias del día anterior, de la captura y muerte del Inca, se vuelven reencontrar los funcionarios en la plaza del pueblo en son de paz, se ubican en cada esquina, con sus agrupaciones musicales, para tocar en forma intercalada sea banda u orquesta, o si hay dos capitanes y estandarte, todos comparten en este lugar.
La coreografía lo inicia el Inca, a los canticos de las pallas acompañadas por la orquesta, entonan la secuencia de los que van integrándose al ruedo, los encargados de hacer la invitación, Rumiñahui a las damas y “Ñusta” a los caballeros, el primero que es invitado es el Capitán que se coloca en el centro al lado del Inca, cada uno blandiendo su hacha o espada rítmicamente, le sigue el cadete y sus acompañantes, luego familiares, amigos; cuanto más grande se hace el circulo, la pinkichida es emocionante, se mueven los pies y el cuerpo en forma cadenciosa, la orquesta interpreta cada secuencia intercalada con canticos de las pallas, dicho sea de paso, las pallas son escogidas, a parte de su belleza por la potente y nítida voz que poseen, hacen retumbar la plaza, todas las canciones son interpretadas en quechua o “runa simi”.
Cuando va cayendo la tarde, la pinkichida está llegando a su máximo esplendor, todos los participantes ingresan con sus botellas de trago, no apto para abstemios, todo el mundo está eufórico, la música no se detiene para nada, se turnan las bandas y orquestas, todo el pueblo baila hasta la saciedad, “anaug”, dirán después algunos. Abunda los tragos, abunda la música, es el jolgorio del pueblo en su máxima expresión. Muchos han venido desde muy lejos sólo para esta ocasión, allí nadie te invita bailar, tú mismo te invitas; si la orquesta y banda tienen fama, cada pieza musical ejecutada magistralmente, invita que hasta los cojos y lisiados bailen, así es mi pueblo, alegre cuando tiene que alegrarse, y trabajador cuando tiene que trabajar, haciéndolo con el mismo empeño.
12. WALGACUDA
A los ritmos de las notas musicales de la banda u orquesta, de uno en uno o en parejas, los bailarines se van acercando a los funcionarios de su predilección para el correspondiente “walgacuda” o “colgación”, sean con billetes de 10, 20, 50 o 100 soles, según el bolsillo y dependiendo como fue atendido por el anfitrión, enganchados en sus pechos o puestos en sus sombreros conforme se acercan los “walgacog” los billetes relucen, a cambio reciben la “jichapada” de “huashco”, unas copas de anisado, aguardiente o licor escogidos de cada funcionario y sus familiares, además panes, chicha y dulces de frejoles preparados con chancaca, las filas se tornan interminables donde el funcionario tiene el mejor pan y la más rica chicha. Sacos de pan, preparados a base de sus propios trigales, sin bromato, están apilados en la plaza, pailas repletos de “aloja”, chicha de jora azucarada perfumadas con flores silvestres poco a poco se van agotando conforme se acerca la penumbra; mientras tanto, la plaza enfervorizada de gentío baila embriagados por la emoción, tragos van y tragos vienen, la música no cesa; pareciera que fuera fin del mundo, hombres y mujeres zapatean lujuriosamente sin cesar, por un instante todo el mundo se olvida de los problemas individuales y colectivos, ¡aumi shay!.
13. LA ENTRADA
Es el momento cuando se lucen los mejores caballos concentrados para esta ocasión, este pueblo se ha caracterizado por su afición a los caballos de paso, mi señor padre siempre contaba como mínimo con dos caballos de paso, allí estaba sus caballos “pisaputa” y “jawacholo” de los que más me recuerdo y “watya” que luego recorrió varios pueblos haciendo gala de sus pasos rítmicos al escuchar las notas marciales de las bandas musicales, lo mismo que su par “lobo”, muy brioso, pero elegante para adornar sus pasos, con el cuello encorvado debidamente ensillado con aparejos de plata, sillas de montar, estribos y florones de cuero repujado.
Recorren las calles por un lado el Capitán y sus acompañantes, seguidos de amigos y familiares que les acompañan todos a caballo, al compas de marchas que interpretan la banda de músicos, redoblan sus pasos, se dirigen hacia el campo deportivo, lugar apropiado para esta jornada, en los mejores tiempos llegaban hasta 50 caballos; mientras a pie, el Inca, Rumiñahui, sus pallas, familiares y amigos, debidamente protegidos con mantas, pañueletas y sombreros, llevando bolsas de caramelo, en “correndilla” le sigue la orquesta.
14. PUKLAYPAMPA
Ya en el campo deportivo “Waytag”, antes del inicio de la “guerra de los caramelos” , el Inca, Rumuñahui y las pallas intercaladas con el Capitan, cadete y acompañantes en dos filas, mientras bailan van formando los números del 0 al 9, al son de los canticos que las pallas entonan: “vamos, vamos rey monarca…, formemos el número 1,2, 3…, en este campo de alegría…,” entonan las pallas, secuencialmente hasta llegar al número 9, es la coreografía del famoso “Puklaypampa”. El campo está repleta de gente a pie y a caballo, luego desfilan por separado, para iniciar el juego de los caramelos, simulando los dos bandos se arrojan caramelos, “guerra de caramelos”, los chiuchis no se cansan de recoger temerariamente, arriesgando su integridad por los pasos de los caballos, en el piso abundan caramelos de todo tipo y tamaño; luego de haber agotado sus proyectiles de caramelos, cada bando retornan a sus aposentos, rendidos y agotados, porque durante esta escenificación todos corren persiguiéndose o protegiéndose de los caramelazos, pobre a quien le cae en la cara o el ojo, finaliza cuando se termina los caramelos, a su vez ya se acerca la penumbra para retornar a seguir bailando en cada casa del funcionario hasta altas horas de la madrugada.
Aquella noche, en casa del Capitán ocurre un lamentable incidente que me contaron, mientras la Banda de Llipa ejecutaba una pieza musical, Fausto Mendoza, hombre caracterizado por su mala fama, hiere de una pedrada a uno de los integrantes de esta banda, accidente provocado por aquel señor, sólo guiado por su instinto malsano que quería opacar el éxito de esa fiesta patronal, naturalmente en el acto lo capturaron y lo metieron al calabozo, siempre aparecen los aguafiestas. Eso motivo para que esa agrupación musical no retornara a Pacllón hasta la fecha.
15. CORRIDA DE TOROS
Transcurridos 5 días de fiesta ininterrumpida, el sexto día hay que preparar la plaza de acho, ese mismo campo deportivo se acondiciona con barandas y cueros, para que los toros bravos no se escapen, participa la comunidad en pleno, repartida las tareas por barrios: Ichucan y Llamacancha. Instalados en la parte alta están los funcionarios, la banda inicia su repertorio con un paso doble, sale el primer toro de la tarde, le sigue en canticos las pallas agitando sus pañuelos de colores, “toro, toro, enjalmado toro, ama guagralaysu, shulasenga toro ama guagralaysu…”, entonan repitiendo en coro.
Sale el “enjalmado”, sale “chispiado”, el “barroso”, el “mishito”, luego sale el “jirishankino”, se avientan torear los aprendices, aquí no llegan los “profesionales”, ayer campesinos, esta tarde se transforman en diestros “matadores”, haciendo pases de verónicas y chicuelinas, ¡ole!, ¡olé, ¡olé!, repite el respetable en el tendido de Waytag, pero estos “diestros” con sus ponchos, en el mejor de los casos con pañalón arrojado por una dama como símbolo de aceptación a su galán, quien para demostrar su valentía, en recompensa capea al bravío de turno y así roba el corazón de su pretendida. Conforme van saliendo los toros, los dueños en la puerta del coso gozan celebrando con entusiasmo el debut de sus astados, embriagados repiten, ¡caranchas …, mi toro es el mejor, no tiene parangón!, repetirán una y otra vez, henchidos de emoción por ser parte en esta fiesta, hasta que nuevamente la penumbra obliga finalizar.
16. FINAL FELIZ Y TRISTE DESPEDIDA A LA VEZ
Como toda cosa que inicia tiene fin, luego de seis pomposos días de fiesta, va llegando a su fin, sin duda también van agotándose las fuerzas, las viandas, los tragos, la chicha y otros elementos; a su vez, se va consolidando los amoríos y romances. Ocasión que no desperdician las chicas casaderas y los jóvenes para escoger su pareja, como ocurrió con mi hermano Serafín, por aquel entonces a sus 18 años se enamoró de una de las pallas, su adorada “Makshi”- Maximina Ibarra, que hasta hoy le acompaña, cariñosamente rebautizada doña “Pukumakshi”, con quien formalizaron su hogar llegando tener 9 hijos, hoy hombres y mujeres exitosos, dos dedicados como directores de agrupaciones musicales, Rifel director de la banda orquesta “San Bartolomé de Pacllón” y Ludovino, cariñosamente “Wishla” de la “Orquesta Antología del Folclore” que viene posesionándose en la aceptación del público nacional, conjuntamente con los hijos del maestro violinista don Urbano Flores.
Primero se despide a los músicos, sea banda u orquesta, según su contrata; sus alforjas repletos de panes, y presentes van abandonando, tal como llegaron se dirigen hasta la salida del pueblo al compas de tristes huaylashiadas, los bailarines van adelante abrazados o agarrados de las manos, muchos derraman lagrimas de tristeza, se percatan que ya terminó la fiesta; también los visitantes van retirándose paulatinamente, cada quien lleva en su memoria, recuerdos y emociones compartidas esos días de fiesta sincera de pueblo, ¡guatankamará…, salor captenga kutiramunki…!, ¡guatamkamará lapayky!, “hasta el próximo año, si la salud te acompaña no dudes en volver a mi pueblo, te esperaremos con los brazos abiertos y el corazón henchido de emoción”, repiten todos en coro, siempre las despedidas son desagradables.
Ya los visitantes abandonaron, hasta los comuneros retornan a sus punas y estancias, el pueblo nuevamente se torna apacible, en las calles ya no hay ese bullicio, pocos transitan; en los oídos de todos zumban tonadas bailadas, los niños se forman en grupos para imitar a tal o cual banda, con maderitas y algunas latas viejas como instrumentos; las miradas tristes sólo consoladas con el recuerdo de aquellos momentos felices compartidos.
17. NUEVAMENTE BANDA DE LLIPA EN PACLLÓN, PERO CON LOS BRILLANTES ESTA VEZ
Banda de Llipa
Orquesta Brillantes del Ande
http://superbrillantes.blogspot.com/2009/01/orquesta-los-super-brillantes-del-ande.htmlhttp://www.youtube.com/watch?v=QbAURFfLJFA
La vida continúa, otros ya no están, nuevos vientos soplan estos pueblos, hay nueva generación, pero las costumbres se repiten año tras año. Esta vez, nuevamente la Banda Musical de Llipa retorna a Pacllón, a esa tierra prodigiosa, sus padres o abuelos de estos músicos alegraron por aquellos años, hoy esta nueva generación de jóvenes músicos intentaran repetir ese prestigio o superarlos, con lo que demuestran que Llipa es cuna de buenos músicos, para orgullo de nuestra provincia. Esta vez, acompañados por otra agrupación musical de gran trayectoria, la famosa orquesta “Los Brillantes del Ande”, agrupación musical que ha transcendido nuestras fronteras, quienes pisarán por primera vez la tierra de los “quishtos”, al igual que otras agrupaciones musicales su misión es hacer bailar al pueblo y a la vez nutrirse de la inspiración de los modestos y anónimos autores de esta parte del Perú.
¡Todos a Pacllón este 24 de agosto que el mundo se va acabar!, ¡A bailar con la Banda de Llipa y la orquesta “Los Brillantes del Ande”!.
A nombre de los funcionarios de este año 2011, les damos la
¡Bienvenida a todos los amigos visitantes!.
Iglesia de Pacllón (arriba) antigua, (abajo) remodelada
que noticias sobre la carretera a jahua
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