RAS TRAS TRAS EN PACLLÓN
Por Don Bernacho
“Pacllón el Primer Distrito Ecológico y Turístico de la
Provincia de Bolognesi”
“En el corazón de la Cordillera de Huayhuash”
Reza una inscripción en la modernizada plaza del Pueblo. Al
distrito de Pacllón se puede llegar en cualquier época del año, en la
actualidad cuenta con facilidades de medios de transportes, especialmente el
gobierno local se encarga de este servicio; también se puede utilizar de
movilidad familiar. Desde la capital provincial dista 25 Kms. Aproximadamente.
La capital del distrito, que lleva el mismo nombre, se
encuentra rodeado de imponentes macizos como el Santa Cruz, Huancarpon y el
vasto farallón de Sumpun, cual apus tutelares vigilan permanentemente al pueblo
y además, la blanca imagen de su nevado Yerupajá hace que esta joya sea visible
desde cualquier horizonte e inclusive desde las aeronaves que transitan desde la Ciudad Capital hacia el
oriente peruano y viciversa que efectivamente se confirma que se encuentra
ubicado en el seno de la Cordillera de Huayhuash.
El pueblo de Pacllón, como cualquier pueblo andino de la
región, tiene características importantes que resaltan ante el arribo de todo
visitante, tales como la estructura arquitectónica colonial de la iglesia
matriz y la torre, cuyo tañer de sus campanas se escucha en la lontananza.
Importantes restos arqueológicos asentados por sus inmediaciones que siguen
guardando celosamente los misterios de una civilización milenaria, y además,
una vasta verde campiña donde resaltan los sembríos de productos de pan llevar
de los pobladores. Por otro lado, cuyas casas de adobe y madera con techo de
tejas albergan calor de hogar familiar y amistad a todo forastero que se anima
a visitar; a menudo por sus calles estrechas nos topamos sólo con animales
domésticos que deambulan por el pueblo, mientras que sus pobladores se
encuentran cumpliendo tareas en el campo.
Desde tiempos inmemoriales, cada 24 de agosto, el distrito de
Pacllón se vista de gala con motivo de las festividades en homenaje a San
Bartolomé, santo patrono y protector del pueblo. Los bailarines y danzantes
exaltados de algarabía y entrelazados entre ellos recorren las calles en
adhesión y simpatía a las festividades, amenizados por la banda de músicos del
pueblo, previamente estimulados y contagiados por la mezcla de licor ingerido.
Para la ocasión los varones se visten impecablemente con lo
mejor de su ropaje, a fin de frecuentar las cantinas del barrio a fin de dar
bienvenida y parlotear con los recién llegados, compartiendo entre ellos el
“Chinguirito”, licor casero que resulta de la combinación de aguardiente con hierbas medicinales de la
zona. Las mujeres van presurosas por las calles luciendo sus vestidos de
percala multicolor y sombrero de palma adornadas con cintas y flores coloridas,
preocupadas del almuerzo familiar; mientras que los niños entusiasmados corren
por las polvorientas calles tras las comparsas que se dirigen a la visita
protocolar de las autoridades y personalidades sin advertir las estruendosas
detonaciones de las bombardas y avellanas que surcan el azul cielo del pueblo.
También participa en las festividades el único raspadillero que ha llegado al
pueblo.
Es tradicional en el pueblo, durante el auge de la fiesta,
los funcionarios de las celebridades ofrecer banquetes a toda la comunidad,
especialmente a los visitantes, ofreciéndoles el denominado “caldo fiesta” y el
“locro de cuy”, acompañado de abundante cancha de maíz, papa sancochada, rocoto
molido y la chicha de jora, a fin de recuperar las energías tras el desvelo y
el baile vespertino ejecutados. La plaza del pueblo se convierte en escenario
de baile popular donde participan hombres y mujeres, jóvenes y adultos ,
especialmente los propios y extraños, hasta las últimas consecuencias durante
la vigencia de la fiesta.
Recomiendo a los visitantes, al finalizar los festejos en el
pueblo, prolongar su travesía en participar en un turismo vivencial que
consiste en visitar las zonas arqueológicas de Rara Punta, Macar, Pinta,
Sunta Huillca, Rayoratanan, entre otras,
ubicadas a inmediaciones del pueblo.
Sería significativo y placentero pernoctar en viviendas
familiares, allí no hay lujo ni tecnología de punta, sólo calor de hogar y
simpatía de sus moradores. La comodidad se encuentra en las sonrisas de sus anfitriones, con
quienes se compartirán la mesa familiar, donde se ofrecerán alimentos
cotidianos como la cancha, papa, oca y queso, especialmente el “papacashqui” y
la “lahuita”. También se puede participar en las labores cotidianas como el recojo de leña para la
fogata, en el riego de la parcela, en el pastoreo de los “Huachis” (cordero
desmamantado) e inclusive en probar suerte con una carnada y cordel en el rio
de Achin.
Como corolario del periplo realizar
un viaje a la Cordillera de Huayhuash, actualmente zona declarada Area de
Conservación Privada-PACLLON, para admirar su belleza paisajística y la
biodiversidad existente en dicha ACP y
aprovechar para agradecer a la Mamapacha, en el lugar denominado Bacilio
Jircan, mediante el inefable pago a los apus y a la tierra.
ÁLBUM FOTOGRÁFICO
PARTE I
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